Seguinos

Locales y emprendedores

Sacame el antojo

Publicado

el

Tiempo de lectura: 6 minutos

 

El brownie, como muchos productos que hoy consumimos habitualmente, fue una serendipia. Podríamos decir que fue un error, pero nos gusta más la idea de serendipia, que es ese hallazgo afortunado e inesperado que hace que muchas cosas cambien. 

Tal como pasó con nuestro dulce de leche (o, al menos, con su leyenda), el brownie es el fruto de un olvido. Parece ser que lo que estaban queriendo hacer era una torta de chocolate y nuez, pero el cocinero de alguna cocina de Boston olvidó el polvo leudante, por lo que el resultado fue una torta húmeda, densa y muy —pero muy— chocolatosa. Decimos “parece ser” porque también hay otra versión que dice que no, que fue una creación adrede, para un evento de la alta sociedad de Chicago. Probablemente, como suele ocurrir en estos casos, la verdadera historia tenga un poco de la primera (no podemos negar que es muy posible) y algo de la segunda. En cualquier caso, hoy los brownies (los marroncitos, sería su traducción aproximada) son un imprescindible de la pastelería mundial. 

En Bahía Blanca tenemos la suerte de contar con un emprendimiento que ha decidido poner al brownie en el centro de la escena. Julieta Irazoque y Gustavo Rizzo crearon, en 2018, Sacame el Antojo. Queríamos hacer algo que no existiera, cuenta Julieta, que fuera original. También notaban que la gente no estaba acostumbrada a comer el verdadero brownie: en general lo asocian con algo más abizcochado, más tipo torta y seco, pero el brownie tiene sus características propias, dice Gustavo. La densidad, la humedad y la fortísima presencia del chocolate son, como decíamos, las cualidades de un brownie como debe ser.  

Sacame el Antojo ofrece seis variedades brownie: al principio la idea era que te lleves la caja con los seis, como para que tengas uno para cada día y al séptimo día descanses, cuentan los creadores del emprendimiento. Esa génesis mutó y hoy los ofrecen en porciones individuales o en cajas de cuatro piezas. Al momento de elegir, se puede optar por el tradicional (con nueces) o las variedades con Nutella, Oreo, Vauquita o frutos rojos. Además, cuentan con la alternativa del blondie (el “brownie blanco”) para completar el sexteto.

Luego de la buena recepción de la propuesta del brownie, Sacame el Antojo siguió creciendo. Así, hoy en su carta también podemos encontrar cookies, en tres variedades: clásicas, blondies y de chocolate con sablé de naranja.

Además, desarrollaron un producto que es realmente una delicia: el alfajor brownie. Le buscamos una vuelta al brownie para poder ofrecerlo en un formato más chico y combinando más sabores, cuenta Gustavo. El alfajor brownie, entonces, lo podés pedir de dulce de leche con baño semiamargo o blanco, de limón con baño semiamargo, o de ganache de chocolate blanco con mermelada de frutos rojos, también con baño semiamargo. Este último, recordamos, fue la sugerencia que nos hizo Goethe para acompañar un café en su local. 

A esos tres grupos de productos, Sacame el Antojo sumó además alfajor helado, lingotes, antojitos (los clásicos conitos de dulce de leche) y tortas. Todo casero: caserísimo. Incluso el helado de los alfajores helados lo hacemos nosotros, dice Julieta.

La calidad es innegociable, en Sacame el Antojo. Julieta y Gustavo cuidan cada detalle y se aseguran de que el producto que llega al consumidor sea de excelencia. Venimos de muchos años de experiencia en el rubro y queremos ofrecer lo mejor, dice Gustavo. La cocina es como un santuario, al que no entra nadie, agrega Julieta.

Esa calidad, esa dedicación, se nota sin dudas en los productos que logra Sacame el Antojo. Son productos de gran nivel, que ofrecen lo que prometen y un poco más. Todo está súper cuidado, desde la elección de las materias primas (no negociamos la calidad del chocolate ni de la manteca, dirán) hasta el armado de los productos en sus envases y la presentación en las redes sociales. La estética que presentan coincide —consistentemente, que es lo más difícil— con lo que cada comensal saborea al probar algo de Sacame el Antojo. 

Sus productos, como dijimos, pueden encontrarse en Goethe y también en Happiness, Margarita, Oveja Negra, Zibba, Nicéforo y el hotel boutique Sofía.

Quienes quieran comprarles directamente a Juli y Gustavo, pueden ingresar a su tienda online y, por supuesto, seguirlos en Instagram y también en Pinterest. El proceso es simple, solo piden encargar con 24 horas de anticipación porque, como dijimos, todo es casero y hecho súper fresco. 

Sacame el Antojo se instaló, en poco tiempo, como una propuesta con productos de gran calidad que varios comercios de la ciudad y decenas de vecinos han adoptado para sus momentos dulces. Quienes aún no lo hayan probado deberían, en este mismísimo momento, ir a conseguir algo para conocerlos.

Seguir leyendo
Publicidad Invitame un café en cafecito.app
1 comentario

1 comentario

  1. mirta casalini

    7 agosto, 2021 at 11:30 am

    tuve oportunidad de probarlos, ( un regalo que me hicieron ) y puedo asegurar que son riquísimos……

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Emprendedores

Cubanitos de la Bahía

Publicado

el

Tiempo de lectura: 5 minutos

“La Fiesta del Cubanito le dio un nuevo impulso a la cultura cubanitera en Bahía”, afirma Juan Rodríguez a poco de empezar la entrevista, en relación al evento que, el pasado 12 de marzo, lo consagró como Cubanitero del Año. 

Cuenta que primero el jurado le pidió cinco de los cubanitos tradicionales, que era una de las categorías en las que se había anotado. “Pero al rato vinieron a pedirme uno más, porque estaban con dudas… eso ya me llamó la atención”. “Luego presenté el de la categoría Innovación, que por el tamaño pensaron que era helado pero no, es puro dulce de leche”. Habla con orgullo de su cubanito innovador, que consiste en una oblea más grande de lo habitual bañada en chocolate, con almendras pegadas con dulce de leche y, nuevamente, todo bañado en chocolate. ¿El relleno? Puro dulce de leche. “Equivale a media docena de los tradicionales”, le dirá luego Juan a una clienta. Efectivamente, es contundente y se parece mucho más a un postre que a un cubanito para acompañar a un mate. 

Luego, lo que se sabe: desde el escenario anunciaron los ganadores y Juan ganó el segundo puesto del cubanito tradicional (superado por Cubanitos La Loba), el primer premio en Cubanito Innovación y finalmente el premio mayor, Cubanitero del año. “Yo ni pude ir al escenario porque tenía una fila de gente que iba desde acá hasta allá”, dice señalando fácil unos 30 metros de largo. “Con cada premio la gente de la fila gritaba y aplaudía, y cuando ganamos el de Cubanitero del Año tuvo que venir mi señora a avisarme porque yo no lo había escuchado, un amigo fue a recibir el premio”, dice. La fila enloqueció en aplausos y ovaciones, y ahí es cuando Juan no pudo contenerse y se emocionó hasta las lágrimas por el logro. 

El carro de Cubanitos de la Bahía está ubicado en Avenida Dasso y Ecuador, en el camino que une Villa Rosas con Ingeniero White. Justo ahí, en esa curva, Juan se instaló hace dos años cuando comenzó con el emprendimiento en Bahía. Su presencia en el barrio no es nueva: Juan es oriundo de esta zona, en donde trabajó durante muchos años como carnicero. Luego de unos años en el sur, volvió al pago y comenzó a construir el sueño de Cubanitos de la Bahía. “Acá todos me conocen, pero desde que gané en la fiesta, se acercó mucha gente nueva a probar los cubanitos”, dice. Abre todos los días a partir de las 16.00.

Habla Juan de lo importante que es el cubanito para la cultura gastronómica local. “Lo que pasa acá es único… he estado en ciudades en donde hay un carro o dos, pero acá algunos dicen que llegan a 140 carros vendiendo cubanitos, a razón de unos mil cubanitos por semana por carro”. Haciendo cálculos grandes, estima entonces que la mitad de los bahienses comemos cubanitos una vez por semana. “Es impresionante —suma otra clienta—, lo que pasa acá no se ve en ningún lado”. 

Cuando conversamos con Juan sobre el futuro y los sueños, rápidamente menciona sabores nuevos de cubanitos que está diseñando para ofrecer al público. Saladas y dulces, las opciones proliferan en su mente creativa casi sin parar. “Pero mi sueño es el local”, concluye: “imagino un local en donde entrás y elegís: de dulce de leche, de crema pastelera, bañado, con mousse, salados… espero poder concretarlo pronto”. El premio otorgado por el Municipio seguramente impulse en este sentido.

El éxito de la Fiesta del Cubanito confirmó que Bahía merecía este evento. El cubanito, esa golosina (o postre o merienda) simple pero anclada en el corazón local, convocó a decenas de miles de vecinos en una tarde cuyo clima se obstinó en hacerla tambalear. No pudo: los bahienses salieron igual —pese a la humedad, el calor y la lluvia— a degustar uno de los grandes orgullos gastronómicos locales. Al salir, no solo volvieron a poner en primer plano al cubanito, sino que seguramente le han dado un gran impulso para que tanto Juan como otros de los muchos cubaniteros coterráneos se animen a seguir pensando vueltas creativas e innovadoras para este plato. 

Seguir leyendo

Locales y emprendedores

Bulgaro

Publicado

el

Tiempo de lectura: 5 minutos

Dos amigos que se conocen de toda la vida. Desde primer grado compartieron aula y luego ese compartir se convirtió en una amistad que derivó en un sueño de emprender algo juntos. El café de especialidad fue el nicho elegido “porque en Bahía todavía había muy poco”. Tomás Rotnizky y Genaro de Robio son los creadores de Bulgaro, una cafetería de especialidad que se instaló hace medio año en Zapiola 15, casi esquina Yrigoyen. 

El local es muy lindo y en pocos metros cuadrados se las han ingeniado para ofrecer al menos cuatro ambientes bien distintos para quien quiera ir a experimentar Bulgaro: el patio, el salón, la barra y la vereda. ¿Nuestra recomendación? Patio para charla distendida, salón para reunión virtual y vereda para disfrutar los días de buen clima. En cuanto a la barra, hay también dos opciones: en la vidriera, para un café más al paso, y la barra de servicio, ideal para charlar con el equipo de Bulgaro y profundizar en el mundo cafetero. 

Elpancito ha ido charlando con muchas de las nuevas cafeterías de especialidad que se están instalando en Bahía y siempre encontramos un punto en común: la pasión por explorar un mundo nuevo. El café inspira respeto, búsqueda, matices, tratar de entender el paladar del público para, luego, ofrecer la mejor opción posible: “tenemos un grupo de Whatsapp entre nosotros dos en el que todos los días nos mandamos cosas de café”, dice Tomás. 

En Bulgaro esto se ve con claridad. Tomás y Genaro trabajan para que la experiencia sea placentera, analizando opciones de distintos tostaderos nacionales y locales que han ido descubriendo a lo largo de su propio recorrido cafetero. 

Además, el objetivo de los dueños es que quien prueba Bulgaro busque volver. “Nos alegra ver que tenemos, por un lado, mucha clientela nueva —lo que es lógico porque tenemos pocos meses funcionando—, pero que a la vez ya tenemos muchos clientes que eligen volver”, dicen. El cliente habitué, un clásico de las cafeterías: es aquel que no solamente va muchas veces, sino que además se siente parte de la casa, se siente bienvenido, sabe que desde la barra recuerdan qué es lo que siempre pide y cuáles son sus gustos específicos. A eso apunta el equipo de Bulgaro, a estar atentos y a enfocar la experiencia en el servicio. “No tenemos cocina, nuestro fuerte tiene que ser, entonces, el café y que te sientas bien recibido”, dice Tomás. 

Genaro hace una pequeña radiografía del cliente de Bulgaro: “por la mañana viene más el que busca en sí el café de especialidad. Es un cliente que pregunta más, que prueba, que le interesa más el tema”. Y agrega que por la tarde se dan lógicas más sociales, de parejas que salen a merendar o grupos de amigos que se encuentran a compartir. Es por eso que para este momento la casa propone combos para compartir, en donde el centro es el café, pero la abundancia es protagonista, con tostados, laminados, cookies y hasta yogur natural con granola para degustar. Sin lugar a dudas, una muy buena forma de conocer este lugar.

Decíamos que el lugar no tiene cocina, por lo que para el equipo ha sido clave aliarse con opciones indiscutibles de la ciudad. Así es como eligieron a Pan de Garage para los laminados que se ofrecen en Bulgaro y a Nunnie y Pilar pastelería para los alfajores gourmet y otras delicias. En estos días en los que el calor se empeña en quedarse en Bahía, recomendamos fuertemente probar las opciones de café frío que ofrecen en este local. Si el lector es reticente a este bebida, sepa que se está perdiendo un mundo nuevo y muy lindo de explorar. 
Elpancito se considera ya habitué de Bulgaro. Vamos solos, vamos a hacer reuniones de trabajo, vamos en plan social. Vamos, porque es cómodo, porque la atención es impecable y porque la zona es práctica para pasar y entrar. Invitamos, por supuesto, a que quien llegó hasta acá se acerque también a Zapiola 15, de lunes a sábado de 8 a 20 y disfruten de este nuevo rincón bahiense.  

Seguir leyendo

Emprendedores

Mundo Salad

Publicado

el

Tiempo de lectura: 5 minutos

Mundo Salad lleva una década ofreciendo comida saludable a Bahía Blanca. “Empezamos con la intención de ofrecer algo distinto”, cuenta Abigail Isla, dueña y encargada del emprendimiento. 


Posicionémonos en la época: hace 10 años no era para nada habitual conseguir opciones ricas y variadas de comida saludable, pensadas especialmente para aquel que come muchas veces (en especial al mediodía) fuera de su casa. El mundo de las viandas para laburantes de oficinas, bancos, docentes de doble turno y un largo etcétera estaba dominado por ensaladas más o menos tristes todas apretujadas en bandejas innecesariamente chicas, o menús bastante monótonos y pesados de carnes acompañadas por hidratos en sus variables más ricas y menos saludables. No todo ha cambiado, pero existe Mundo Salad —y algunas más como Cla, por ejemplo— que, sin dudas, aporta una luz diferente en la escena de los almuerzos para llevar. 

“En este tiempo nosotros fuimos cambiando nuestra forma de alimentarnos, fuimos aprendiendo durante el proceso”, cuenta Abigail, quien recuerda que al principio apostaron fuerte por la comida vegetariana y a muchos consumidores les costaba, pero también ellos mismos todavía no habían transitado a conciencia tanto camino.

Hoy Mundo Salad ofrece opciones que están básicamente enmarcadas en tres familias: ensaladas, bowls, wraps y burritos. Acá hay una primera distinción: las ensaladas y los wraps tienen una base de hojas verdes, mientras que los burritos y bowls se basan en arroz o quinoa. A partir de allí, cada uno puede jugar y combinar los sabores que desee. La comanda con la que uno puede armar su propio plato tiene más de 40 ingredientes agrupados en categorías: base, “colores” (zanahoria, choclo, tomate, calabaza, etc.), “premium tops” (palta, cherrys, huevos, nueces, humus, etc.), proteínas y salsas. ¿Sabrá el lector cuántas combinaciones permiten 40 ingredientes si cada vez elegimos, digamos, 8 ingredientes? Nosotros, comunicadores gastronómicos, no. Pero acudimos al profesor de matemáticas Gonzalo Bitti para consultarle, quien nos dijo que estamos hablando de más de 847 millones de posibilidades, por lo que tardaríamos aproximadamente 2 millones de años en probarlas todas.  

El local es muy lindo y acogedor. Lo renovaron hace pocos meses pensando en dar más agilidad al servicio, en generar más espacio para quienes quieren quedarse a comer allí y en transmitir mejor la idea del emprendimiento, de ofrecer alimentos con propósito. “Buscamos que cada uno pueda combinar alimentos de todos los grupos para cuidar su alimentación”, dice Abigail.

Como la velocidad es una de las condiciones de estos tiempos, aún cuando queremos cuidar lo que comemos, Mundo Salad ofrece algunos de sus productos ya listos para tomar de la góndola y seguir. Entre ensaladas, wraps, bolws y burritos son aproximadamente una docena las opciones que están prediseñadas y disponibles. Además, se agregan tres sandwichs: de pollo, veggie y una opción innovadora y creada por el equipo, el funghi sandwich, protagonizado por una girgola apanada que sorprende e invita a regresar. 

Los postres también dicen presente en Mundo Salad y acá seremos poco objetivos: el yogur grieto con arándanos y granola es delicioso. Hay otras opciones e invitamos a que cada quien pruebe su preferida, pero desde aquí recomendamos ese. Ya sea para el postre o para guardar como merienda contundente un día de calor. 

Mundo Salad es un emprendimiento al que le gusta pensar su propuesta de manera integral. Es por eso que con la reforma del local también llegaron nuevos envases biodegradables y, además, fomentan el reciclado en convenio con la app QReciclas, ofreciendo descuentos en sus productos. La mirada holística de la propuesta lo hace aún más interesante. 

“Me encanta conversar con los chicos que vienen al local”, cuenta Abigaíl. Es que tiene muchos clientes que son estudiantes de las muchas escuelas de la zona, que eligen el local para almorzar. Nota, Abigaíl, el interés de esos jóvenes por una alimentación distinta, más consciente y que también cuide al ambiente. 

La propuesta de Mundo Salada es una excelente opción para el cotidiano de la comida de quien debe trabajar en el centro. Ofrecen almuerzos de 11 a 16 y cenas de 18 a 22, de lunes a viernes. Los sábados también están abiertos al mediodía. Además, están presentes en las plataformas de pedidos, para que nadie se quede sin la posibilidad de probar. 

“Comunidades más saludables con alimentos reales”, es la bajada que publican en su perfil de Instagram. Sin dudas, tener un norte de esa nobleza resulta inspirador para pensar nuestra alimentación cotidiana, y en Mundo Salad tenemos un aliado para cumplirlo.

Seguir leyendo