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Locales y emprendedores

Oveja Negra

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📸 Francisco Rodríguez Grippo

Tiempo de lectura: 5 minutos

 

Queremos que nuestro sello sea el buen café, dice contundente Martín Laggiad cuando elpancito.ar le pregunta sobre la propuesta de Oveja Negra. Él es chef, nacido en Viedma y formado gastronómicamente en Bahía. Volvió a su ciudad natal para probar suerte con algunos emprendimientos, pero la vida lo trajo de vuelta a la ciudad del viento. En estos años aprendí mucho: cuando sentía que había aprendido todo en un trabajo, cambiaba por otro desafío y así llegué, el 14 de enero de 2018, a abrir este local.

Oveja Negra se encuentra en pleno centro de la ciudad, en Moreno 13, a apenas unos pocos pasos de la plaza. El local es súper simple y moderno, con pizarrones que anuncian las opciones del día, mesas altas de madera para quien quiera sentarse unos minutos a descansar o trabajar, y una barra amplia para pedir y conversar, por qué no, con Martín y su equipo. 

La propuesta, como enfatizó su dueño, es destacar por un buen café, que hacen con granos de Cocambó, un tostador local que los provee con distintas variedades y blends especiales hechos para la marca. La carta incluye variedades calientes y frías, que bien valen la prueba. Gracias a tener buena presencia en Google, nos han venido a visitar gente de Francia, España, Alemania… personas que están trabajando en la ciudad, leen que nuestro café es rico y eligen venir todos los días a desayunar acá, cuenta orgulloso. 

La intención de Oveja Negra es fomentar la costumbre del café al paso. La zona y la clientela a la que apuntan son ideales para levantar un café y pasearlo por la ciudad. Al público local todavía le falta tomar esa costumbre, tan cosmopolita pero, aclara Martín, es algo que se ve cada vez más. Es por eso que al take away Martín le incorporó la propuesta de consumo en el salón, en unas tazas bellísimas, con una oveja estampada, que se gana todas las miradas en las historias de Instagram. Además del café, ofrece jugos.

Desde la comida el café ofrece pocas opciones, cuidando que sean de gran calidad y para satisfacer todos los momentos. Así, propone bollería, sandwichería, ensaladas y especialidades dulces, elaborados por Martín o por emprendedores artesanales seleccionados por el mismo chef. Los waffles, en este punto, han sabido destacar por su calidad y sabor. 

La cuarentena lo descolocó —a quién no— y Oveja Negra transitó un año duro. Hoy se está rearmando, con la mirada puesta en crecer. Martín sueña con convertir a la oveja en una franquicia, para que pequeños locales puedan ofrecer su propuesta de buen café en toda la ciudad y más allá también. Habrá que esperar, probar y apoyar. Para más adelante, el chef sigue levantando la apuesta y apunta a que Oveja Negra se independice de su supervisión, que siga creciendo y que él pueda instalar un restaurante. Pero para eso, todavía, falta un tiempo. 

elpancito.ar ha recorrido ya varios locales de la ciudad en los cuales conversa con sus dueños para comprender su visión y sus aspiraciones. Martín, al igual que tantos más, deja todo en este emprendimiento. Hace sus lecturas sobre la realidad local, se ilusiona con las nuevas propuestas que surgen, anhela que el consumidor banque lo novedoso y ayude a hacer crecer la gastronomía bahiense. Desde este blog suscribimos a esas intenciones y reafirmamos la importancia del apoyo al pequeño local, ese que arranca todos los días para remarla y ofrecer lo mejor que tiene: su cocina y su café.

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7 comentarios

7 Comments

  1. Gastón

    8 marzo, 2021 at 9:33 pm

    Felicitaciones Martín! Cada vez que voy a bahía es el cafecito obligado, muy bueno!

  2. Ramiro

    8 marzo, 2021 at 9:40 pm

    El mejor café de Bahía.

  3. Adriana

    8 marzo, 2021 at 9:41 pm

    El café, realmente, es digno de probar!! La atención es excelente por la buena onda con la que atienden. No sé vayan de Bahía Blanca sin pasar por Oveja Negra!!😍

  4. Mirna

    8 marzo, 2021 at 9:48 pm

    Espectacular!!! Amor por su iced coffee ❤️. A seguir así!!! Y que venga todo lo mejor este nuevo año 😘

  5. Cece

    8 marzo, 2021 at 9:50 pm

    Hermoso lugar,excelente atención y el mejor café de bahía.

  6. Matías

    9 marzo, 2021 at 12:34 am

    Soy cliente habitual del lugar. Les deseo éxito total por que el esfuerzo y dedicación que le ponen día a día!

  7. Graciela

    9 marzo, 2021 at 11:08 am

    Exquisito café, excelente atención, razón por la cual cada vez que voy a Bahía Blanca paso por La Oveja Negra!!! Pruebenlo, no se lo pueden perder!!

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Locales y emprendedores

As de Pica

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Tiempo de lectura: 4 minutos

En nuestra ciudad, una iniciativa gastronómica se va instalando a paso firme para satisfacer los gustos más exigentes de los amantes de las tablas de picadas. As de Pica es un proyecto que comenzó de manera casual, cuando Sebastián Alonso y Lola Olivera se vieron en la necesidad de hacerse cargo de una picada para un festejo de año nuevo, ya que su amigo que solía traer los fiambres desde Tandil no pudo viajar. “No nos creían que la habíamos hecho nosotros”, cuentan, cuando el resto de los comensales se sorprendió por la presentación y calidad. 

Los inicios de As de Pica como emprendimiento comercial no fueron sencillos, debido a que, dada su pequeña escala, les costaba encontrar proveedores de productos de la calidad que Sebas y Lola pretendían. Sin embargo, con el tiempo y la dedicación, lograron establecer alianzas con proveedores exclusivos, entre los que destacan Cabañas Las Dinas, de Tandil, o Benetti Charcutería, de Morón, garantizando así excelencia en cada una de sus tablas de picadas. “Y seguimos buscando, nunca paramos de buscar, nos gusta ir probando cosas nuevas que nos llegan”, dicen. De Las DInas, por ejemplo, destacan el jamón crudo tipo Westfalia, la longaniza calabresa y el lomo Praga. De Benetti, sobresalen la terrina de cerdo con pistacho, las mortadelas y el salame cítrico con pistacho.

“As de pica” ha logrado posicionarse en nuestra ciudad como una opción destacada en fechas especiales como el Día del Padre, el Día del Amigo y las fiestas de fin de año. En estas ocasiones, los clientes confían en la propuesta gourmet de la iniciativa para sorprender a sus seres queridos con una selección de fiambres y quesos de alta calidad. “Son las picadas que a nosotros nos gustaría comer — dice Seba—, los fiambres que nos gustaría encontrar, no grasosos, bien estacionados”. Lola, además, sostiene que “la mayoría de los productos que trabajamos no están en otras casas locales”. Basta revisar su Instagram para constatar que estas tablas están claramente por encima de la media.

La evolución de “As de pica” no se detiene, y como la mayoría de los emprendedores con los que conversamos, notamos aquí también la inquietud por la innovación, por encontrar nuevos productos. Una de sus propuestas más recientes es la posibilidad de adquirir las picadas en tablas de madera que también sirvan de regalo para el agasajado. Por eso, la idea de “regalar picadas” cobra fuerza con As de Pica. 

La pasión por la gastronomía y el compromiso con la excelencia son pilares de As de Pica. Sus comienzos, que ya datan de hace más de cuatro años, los encuentra hoy posicionados como una opción de calidad. El emprendimiento ha logrado ganarse un lugar en el corazón de los habitantes de Bahía que los conocen desde hace tiempo y sin dudas continuará sumando más adeptos. La dedicación y el esfuerzo de Sebas y Lola han sido clave para su éxito, convirtiendo a As de Pica en una opción de confianza para quienes buscan una experiencia gourmet inigualable en casa, para un día común o para un evento extraordinario.

Con cada vez más seguidores y una creciente demanda, As de Pica continúa expandiendo su propuesta. El equipo está trabajando en el desarrollo de nuevos productos y servicios para sorprender y satisfacer aún más a sus clientes. Sin duda, As de Pica se ha convertido en un referente local en el mundo de las tablas de picadas.

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Locales y emprendedores

Sabor Urbano

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Tiempo de lectura: 5 minutos

“Las empanadas urbanas seguirán estando, porque para los clientes son irreemplazables”, nos dice Daiana, una de las chef. Pocos locales gastronómicos de la ciudad tienen tan asociado un producto a su marca. Las empanadas urbanas, claro está, las encontramos en Sabor Urbano y son un clásico de este local que, con nuevos dueños desde el 20 de enero, ofrece mucho más que empanadas. 

Nos encontramos con el nuevo equipo de Sabor Urbano un día de la semana al mediodía y todo estaba en movimiento. “Queremos ser también una opción para los mediodías”, dice Agustina, otra de las chefs del lugar ubicado en Alsina 618. Es por eso que la carta muestra no solo empanadas, sino también pizzas, ensaladas y sanguchería tanto fría como caliente, y muy pronto tendrá disponibles opciones de vianda para todos los días, pensadas tanto para quien está trabajando en una oficina cercana como en quien está en su casa y quiere una opción diferente para comer. 

Cuando decimos “todos los días”, somos literales: podemos pedir en Sabor Urbano de lunes a lunes, mediodía (de 11.30 a 14.30) y noche (19.30 a 23.30). Los pedidos se hacen en el mismo local, por WhatsApp o por PedidosYa, según la conveniencia y la necesidad de cada uno. El lugar fue renovado y adecuado a todas las normas vigentes, para que el equipo —guiado por los valores de compromiso, respeto y compañerismo—, pueda dar lo mejor de sí a la clientela.

Pasemos; ahora sí, a degustar. La charla la mantuvimos con Dai, Agus y Diego, un miembro más del equipo Urbano. A cada uno le preguntamos, primero, por la empanada favorita del menú. Y después, por cualquier otro plato de la carta que no sea empanadas. 

Nos armaron una tríada de empanadas “cerdo con ananá, pollo al disco y pollo Strogonof”. Daiana optó por “wok de vegetales y la Urbana de atún, que empezamos a hacer para Semana Santa, gustó mucho y se quedó”. Agustina, por su parte, se la juega con una sola: “alemana Frankfurt, que es un viaje internacional”, asegura. Estas pistas servirán al lector para la ardua tarea de elegir entre las casi 30 variedades que ofrece el lugar. 

Un dato no menor es que tomaron todas las recetas originales y perfeccionaron sus rellenos; les dieron un “nuevo toque Urbano”, con la idea de que el sabor se asemeje al nombre del producto y el cliente pueda vivir una “verdadera experiencia” en todos sus sentidos.

Nos cuentan que “hacemos pruebas de sabores permanentemente para ir incorporando nuevos productos”. Este proceso se da a partir de las recomendaciones de los clientes y también siguiendo las propias búsquedas de las chef y el resto del equipo. 

Yendo ahora a platos de la carta que no sean empanadas, el equipo de Sabor Urbano también tiene recomendaciones para quien quiera conocer sus opciones por primera vez: Agustina se la juega por las ensaladas. Recién llegadas al menú, se despachan súper completas y variadas, con todo lo necesario para poder comerlas directamente. Daiana en cambio recomienda las pizzas que, con una masa casera que fermenta entre 24 y 72 horas, promete una crocancia inolvidable. Diego, por su parte, sugiere la hamburguesa Urbana: “casera, jugosa, generosa… y viene con todo”, asegura.

Vale la prueba, obviamente, probar el renovado Sabor Urbano. La variedad de opciones merece que volvamos más de una vez. En su perfil de instagram informan de promociones bancarias y propias, y atención: todos los jueves realizan un sorteo. El empuje del equipo, sumado a la tradición de una marca reconocida en la ciudad, auguran una experiencia que, seguramente, el lector querrá disfrutar y compartir. 

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Emprendedores

Cubanitos de la Bahía

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Tiempo de lectura: 5 minutos

“La Fiesta del Cubanito le dio un nuevo impulso a la cultura cubanitera en Bahía”, afirma Juan Rodríguez a poco de empezar la entrevista, en relación al evento que, el pasado 12 de marzo, lo consagró como Cubanitero del Año. 

Cuenta que primero el jurado le pidió cinco de los cubanitos tradicionales, que era una de las categorías en las que se había anotado. “Pero al rato vinieron a pedirme uno más, porque estaban con dudas… eso ya me llamó la atención”. “Luego presenté el de la categoría Innovación, que por el tamaño pensaron que era helado pero no, es puro dulce de leche”. Habla con orgullo de su cubanito innovador, que consiste en una oblea más grande de lo habitual bañada en chocolate, con almendras pegadas con dulce de leche y, nuevamente, todo bañado en chocolate. ¿El relleno? Puro dulce de leche. “Equivale a media docena de los tradicionales”, le dirá luego Juan a una clienta. Efectivamente, es contundente y se parece mucho más a un postre que a un cubanito para acompañar a un mate. 

Luego, lo que se sabe: desde el escenario anunciaron los ganadores y Juan ganó el segundo puesto del cubanito tradicional (superado por Cubanitos La Loba), el primer premio en Cubanito Innovación y finalmente el premio mayor, Cubanitero del año. “Yo ni pude ir al escenario porque tenía una fila de gente que iba desde acá hasta allá”, dice señalando fácil unos 30 metros de largo. “Con cada premio la gente de la fila gritaba y aplaudía, y cuando ganamos el de Cubanitero del Año tuvo que venir mi señora a avisarme porque yo no lo había escuchado, un amigo fue a recibir el premio”, dice. La fila enloqueció en aplausos y ovaciones, y ahí es cuando Juan no pudo contenerse y se emocionó hasta las lágrimas por el logro. 

El carro de Cubanitos de la Bahía está ubicado en Avenida Dasso y Ecuador, en el camino que une Villa Rosas con Ingeniero White. Justo ahí, en esa curva, Juan se instaló hace dos años cuando comenzó con el emprendimiento en Bahía. Su presencia en el barrio no es nueva: Juan es oriundo de esta zona, en donde trabajó durante muchos años como carnicero. Luego de unos años en el sur, volvió al pago y comenzó a construir el sueño de Cubanitos de la Bahía. “Acá todos me conocen, pero desde que gané en la fiesta, se acercó mucha gente nueva a probar los cubanitos”, dice. Abre todos los días a partir de las 16.00.

Habla Juan de lo importante que es el cubanito para la cultura gastronómica local. “Lo que pasa acá es único… he estado en ciudades en donde hay un carro o dos, pero acá algunos dicen que llegan a 140 carros vendiendo cubanitos, a razón de unos mil cubanitos por semana por carro”. Haciendo cálculos grandes, estima entonces que la mitad de los bahienses comemos cubanitos una vez por semana. “Es impresionante —suma otra clienta—, lo que pasa acá no se ve en ningún lado”. 

Cuando conversamos con Juan sobre el futuro y los sueños, rápidamente menciona sabores nuevos de cubanitos que está diseñando para ofrecer al público. Saladas y dulces, las opciones proliferan en su mente creativa casi sin parar. “Pero mi sueño es el local”, concluye: “imagino un local en donde entrás y elegís: de dulce de leche, de crema pastelera, bañado, con mousse, salados… espero poder concretarlo pronto”. El premio otorgado por el Municipio seguramente impulse en este sentido.

El éxito de la Fiesta del Cubanito confirmó que Bahía merecía este evento. El cubanito, esa golosina (o postre o merienda) simple pero anclada en el corazón local, convocó a decenas de miles de vecinos en una tarde cuyo clima se obstinó en hacerla tambalear. No pudo: los bahienses salieron igual —pese a la humedad, el calor y la lluvia— a degustar uno de los grandes orgullos gastronómicos locales. Al salir, no solo volvieron a poner en primer plano al cubanito, sino que seguramente le han dado un gran impulso para que tanto Juan como otros de los muchos cubaniteros coterráneos se animen a seguir pensando vueltas creativas e innovadoras para este plato. 

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